jueves, 3 de mayo de 2001

ENCUENTRO

Tú esperas en la noche una alborada,
yo aguardo de los cielos una seña.
Sabiendo que avizoras aguileña
se queda mi esperanza esperanzada.

Trasluces tanta paz en tu mirada
y ríes tan en paz -como quien sueña-
que siento que a mi paz tu paz enseña
y quiero ver mi paz acompañada.

Me duelo de pensar -si voy pensando-
la pena del temor de ser molesto.
Mas sé que mi esperanza está soñando

y quiero, al despertar, decirlo presto:
que todo lo que Dios me va enseñando
está en la primavera de tu gesto.