domingo, 11 de marzo de 2001

A MEXICO

Yo espero que tu siesta buen hermano
despierte en la altitud que nadie alcanza.
Y sueño que, Quijote o Sancho Panza,
fecundes hoy tu campo mexicano.

Yo veo un nuevo mundo que tu mano
sostiene en la bien-aventuranza
y cifro en tu futuro la esperanza
radiante en tu fervor guadalupano.

Te esperan en el siglo cien batallas.
No rindas al poder de la apariencia
tus cruces, tus guitarras, tus medallas...

Y si al final te vence la carencia
de sangre martirial... ¡Que los canallas
dobleguen tu cerviz! No tu conciencia.