TUS COSAS...
Si tuviera presente cada día
-espinas de la rosa- la memoria
de sueños pedregosos y la escoria
que resta en el crisol no sentiría
ésta gana de ser -como el vigía
que espera en lo más alto de la noria-
un lienzo que pinta de la historia
solamente colores de alegría.
Pero nada he dejado en Tu camino.
No hay lastre que me grave: ya no hay rosas;
no hay piedras; no hay escoria; no hay destino;
ni sueño, ni crisol... sólo hay hermosas
tareas que cumplir, y un peregrino
que vive en sus asuntos... y en tus cosas.